Este cuadro presenta este paradigma de la complejidad - el único que conviene a la didáctica de las lenguas-culturas, siempre y cuando se concibe ésta como una "didáctica compleja", oponiéndole al “paradigma científico” y al “paradigma de la simplificación” por medio de sus tres grandes características: “el enfoque sistémico”, “la unión de la distinción y de la conjunción” y “la racionalidad abierta”. Sobre el concepto de "didactica compleja", cf. "Por una didáctica compleja de las lenguas-culturas", 2003b-es.